Hank se lleva de juerga a Charlie para ahogar sus penas, ya que Sue Collini lo ha echado por provocar que su cliente Rick Springfield dejase la agencia. Entretanto, Karen, aún molesta por los devaneos de Hank con Felicia, organiza una noche de chicas con Becca y Marcy. Borrachos y con ganas de meterse en líos, Hank y Charlie están a punto de morir por enfrentarse a una pareja de matones que están robando en una tienda. La noche termina con Charlie dándose cuenta de que se ha hecho un tatuaje que no quería y Hank disfrutando del mejor desayuno de su vida con la mujer que ama.