El fundador de una cadena de franquicias muere dejando a su viuda y a su hijita una enorme deuda y ningún dinero para llevar a cabo un funeral en condiciones. Nate les sugiere que alquilen un carísimo ataúd y, después de que todo el mundo le haya visto, incineren el cuerpo. Pero resulta que la ley prohibe vender un ataúd usado. En la lectura del testamento del señor Fisher, Ruth recibe dinero, algunas acciones y el pago del seguro; a Nate y a David les ha dejado la funeraria, para desgracia de David; y a Claire le ha dejado la matrícula de la universidad, que ella está pensando canjear por dinero. Ruth rompe con Hiram durante un paseo por el campo; David recibe la inesperada visita de su ex prometida y Claire le chupa los pies a su novio en un coche fúnebre.