Frasier empieza a pensar en la muerte cuando tiene noticia del repentino fallecimiento de un hombre de su misma edad. Obsesionado con este hecho, acude al velatorio haciéndose pasar por amigo del difunto. De ese modo, intenta averiguar algo sobre los hábitos de vida del fallecido, para apartar de su mente la idea de que a él le podría suceder lo mismo.