Durante una investigación geológica del planeta Surata IV, Riker se hace una pequeña herida con una planta, que le causa la pérdida de tacto en la extremidad. La doctora Pulaski descubre que la planta ha infectado a Riker con una enfermedad que destruirá su cerebro. En su desesperada búsqueda de una cura, descubre que transmitir al cerebro de Riker emociones positivas estimula el desarrollo de la enfermedad, mientras que emociones negativas causan un retroceso del virus.