El 8 de junio de 1983, la hélice número 4 del vuelo 8 de Reeve Aleutian Airways se desprendió, cortando el fuselaje, atascando los mandos de vuelo y causando una descompresión rápida. Los pilotos aterrizaron de emergencia en Anchorage, Alaska, sin pérdida de vidas. La hélice cayó al mar y no pudo ser recuperada, por lo que no se pudo determinar la causa del incidente.