El 6 de julio de 2013, el vuelo 214 de Asiana Airlines golpeó un rompeolas mientras aterrizaba en el aeropuerto internacional de San Francisco y se estrelló cerca de la pista, matando a 3 de las 307 personas a bordo. La investigación concluyó que el accidente fue resultado de la mala gestión de la tripulación durante la aproximación final.