El 20 de agosto de 2008, el vuelo 5022 de Spanair entró en pérdida, se inclinó a la derecha y se estrelló en un río mientras intentaba despegar del aeropuerto de Madrid-Barajas después de un retraso, matando a 154 de las 172 personas a bordo. La investigación determinó que los pilotos retrajeron los flaps y slats durante el retraso y olvidaron desplegarlos antes del despegue.