El 15 de abril de 2002, el vuelo 129 de Air China se estrelló en una colina mientras se aproximaba al aeropuerto de Busán, Corea del Sur, matando a 129 de las 166 personas a bordo. La causa se atribuyó a una serie de errores tanto por parte del control de tráfico aéreo, como de la tripulación del vuelo.