El 31 de marzo de 1995, el vuelo 371 de TAROM, se inclinó abruptamente hacia la izquierda y se estrelló contra un campo, pocos minutos después de despegar del Aeropuerto Internacional Otopeni, matando a las 60 personas a bordo. Las causas del accidente se atribuyeron a una falla del acelerador automático, la incapacitación del capitán y la respuesta inapropiada del primer oficial.