El 21 de diciembre de 1988, una bomba estalló en el vuelo 103 de Pan Am, causando la desintegración de la aeronave y matando a las 259 personas a bordo. Los restos cayeron sobre el pueblo escocés de Lockerbie, matando además a 11 personas en tierra, sumando 270 víctimas fatales en total. Tras una investigación de 3 años se determinó que la bomba fue elaborada por agentes del gobierno libio.