En las primeras horas del 1 de septiembre de 1983, durante la guerra fría, el vuelo 007 de Korean Air Lines fue derribado después de pasar por espacio aéreo soviético, resultando en la muerte de las 269 personas a bordo. La tripulación no configuró el piloto automático en el modo correcto antes del despegue, causando que la aeronave volara fuera de curso.