El 10 de marzo de 1989, el vuelo 1363 de Air Ontario se estrelló poco después de despegar durante una nevada, matando a 24 de las 69 personas a bordo. Tres años después, el 22 de marzo de 1992, el vuelo 405 de USAir se estrelló en circunstancias similares al vuelo 1363, matando a 27 de las 51 personas a bordo. Ambos accidentes fueron causados por formación de hielo en las alas, lo que redujo la sustentación de estas.