Cada mañana, la frontera de Ceuta se convierte en una pequeña “ciudad sin ley”. Cerca de 30.000 marroquíes, conocidos como “porteadores”, entran por el paso fronterizo. El Tarajal es un gigantesco zoco de más de cien naves, donde todo se vende y se compra, donde el tiempo es oro. ¿El objetivo? Llevar el mayor número de bultos posible pegados al cuerpo. Una anciana de 80 años puede forrarse entera de trajes y chaquetas, y un chaval de 18 es capaz de cargar 50 botellas de vodka a la espalda. Su destino es pasar a Marruecos sin pagar aranceles aduaneros.