Acompañando a Otaki, Conan, Heiji, Mouri, Ran y Kazuha se van a una mansión donde los vampiros cometen asesinatos. El dueño de la misma está cerca de su lecho de muerte y su herencia se encuentra muy latente entre los presentes. Misteriosamente, Kazuha y Ran le encuentran en un ataúd con una estaca en el pecho, pero al volver a abrirlo desaparece sin dejar rastro.