El 22 de agosto de 1985, uno de los motores del vuelo 28M de British Airtours falló durante el despegue, perforando el tanque de combustible del ala, provocando un incendio. La tripulación consiguió abortar el despegue y detuvo la aeronave en la pista, pero el fuego ingresó en la cabina, resultando en la muerte de 55 de las 137 personas a bordo, principalmente por la inhalación de humo. La investigación determinó que un inyector de combustible defectuoso falló y perforó el tanque de combustible.