El 15 de septiembre de 1989, una aeronave de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica fue enviada a interceptar al huracán Hugo para obtener datos. Durante el vuelo, la aeronave fue sacudida por los fuertes vientos y uno de los motores se incendió. Después de varios minutos la tripulación realizó un aterrizaje de emergencia. El motor se incendió debido a una falla en el sistema de combustible del motor. La investigación no encontró ninguna relación entre las condiciones extremas del huracán y la falla.