El 27 de marzo de 1977, mientras intentaba despegar bajo una intensa niebla en el aeropuerto de Los Rodeos, el vuelo 4805 de KLM chocó con el vuelo 1736 de Pan Am que aún se encontraba en la pista, resultando en el accidente más mortífero en la historia de la aviación, con 583 víctimas fatales. La causa se atribuyó, fundamentalmente, a numerosos errores entre los pilotos de ambas aeronaves y los controladores de tráfico aéreo del aeropuerto, además de las condiciones meteorológicas que habían en ese momento.