El 20 de agosto de 2007, el vuelo 120 de China Airlines se incendió y estalló después de haber aterrizado y haberse estacionado en la terminal del aeropuerto de Naha, en Okinawa, Japón. Sin embargo, todas las 165 personas a bordo evacuaron la aeronave. El incidente se atribuyó a una fuga de combustible causada por un tornillo perteneciente al slat del ala derecha que perforó el tanque de combustible.