El 4 de abril de 1994, el vuelo 433 de KLM Cityhopper se estrelló contra un campo mientras intentaba un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol, matando a 3 de las 27 personas a bordo. El accidente se debió a la reacción inapropiada de la tripulación ante una maniobra de motor y al aire con empuje asimétrico, que fue ocasionado por una falsa alarma.