El 23 de noviembre de 1996, el vuelo 961 de Ethiopian Airlines se vio forzado a amerizar después de quedarse sin combustible. La aeronave se destrozó cuando las alas impactaron el agua, matando a 125 de las 175 personas a bordo. La aeronave había sido secuestrada y se quedó sin combustible porque los secuestradores no le creyeron al piloto cuando les dijo que no había suficiente combustible para llegar a su destino planeado, Australia.