El 2 de agosto de 2005, el vuelo 358 de Air France sobrepasó la pista, atravesó las cercas perimetrales del aeropuerto y acabó en un terraplén mientras intentaba aterrizar en medio de una tormenta. Todas las 309 personas a bordo sobrevivieron. El accidente se debió a que el avión se desvió de la ruta de aproximación requerida para el aterrizaje, tocar la pista demasiado lejos de la cabecera de esta y porque los pilotos se demoraron en activar los inversores de empuje.