El 14 de agosto de 2005, los controladores de tráfico aéreo perdieron el contacto por radio con el vuelo 522 de Helios Airways. Dos cazas de la Fuerza Aérea Griega fueron enviados para examinar el vuelo encontrando a todos inmóviles, menos a uno. Poco después, el avión se quedó sin combustible y se estrelló, matando a las 121 personas a bordo. La causa se atribuyó a una configuración de presurización incorrecta, que llevó a la incapacitación por hipoxia de todos a bordo.