Tras ser hallado desangrándose en la celda de Neat Haskell, un peligroso asesino en serie, Raymond Langston es llevado urgentemente al hospital donde el equipo médico lograr estabilizarle y salvar su vida. Entretanto, Nick acude al funeral del agente Clark para dar el pésame cuando se percata de que la familia del fallecido le considera responsable de su muerte. Mientras se encuentra en su coche, Stokes percibe un ruido sospechoso que parece provenir de una furgoneta cercana. Inesperadamente se produce una fuerte explosión, a la que sigue otra. La familia del finado y los agentes de policía allí reunidos abandonan precipitadamente el lugar mientras el forense intenta advertirles de que no vayan en esa dirección. En ese momento estalla la furgoneta.