Durante la investigación del asesinato de un hombre tras ser envenenado con nitroglicerina, Sherlock descubre que la cuidadora de la familia de la víctima es una mujer que en el pasado mató a su propio padre con el mismo veneno. Holmes trata de demostrar que en esta ocasión han tendido una trampa a la cuidadora. La grabación de un vídeo lleva a los investigadores a centrar sus pesquisas en el hijo mayor de la víctima, que se convierte en otro de los sospechosos del caso.