Calleigh se dirige a su coche tras tomar un refrigerio con unos amigos cuando otro vehículo se detiene a su lado y el conductor le apunta con una pistola. En un descuido, la agente logra sacar su arma y da el alto a los agresores, pero estos logran huir a toda velocidad. Cuando Calleigh sale del vehículo, advierte que sus atacantes han dado la vuelta y pretenden atropellarla. Ella dispara y el coche de los maleantes acaba estrellándose contra un escaparate. El conductor ha muerto, el copiloto ha huido y el cadáver de una mujer inocente queda en el suelo.