En la búsqueda por el misterioso libro negro del vendedor de armas, el NCIS se encuentra con nuevas víctimas. Esta vez es Cole, el espía que trabajó con Hetty años atrás, el que aparece muerto en circunstancias extrañas y el NCIS sigue sin tener rastro de los asesinos ni del paradero de los agentes Deeks y Kensi. La cámara de seguridad de la clínica en la que Cole apareció muerto fue desactivada por los asaltantes, pero Callen consigue hacerse con una grabación en la que puede verse a dos sospechosos hablando ruso. Los secuestradores de Deeks y Kensi negocian su liberación a cambio del libro. Eric y Nell deben descifrar un código de imágenes que parece indicar el lugar donde está escondido, pero el tiempo se acaba.