El agente Deeks recibe un disparo en lo que parece un ataque premeditado de una banda criminal. Mientras Kensi vela por la salud de su compañero en el hospital de Los Angeles, Callen y Sam vuelven al lugar del incidente en busca de pruebas. Eric, por su parte, consigue rastrear el paradero de los culpables que, para sorpresa de todos, se encuentran en el parking del hospital donde Deeks está ingresado. Tras un peligroso tiroteo, uno de los dos sospechosos consigue huir. Sam y Callen llegan a la conclusión de que su misión va más allá de acabar con la vida de Deeks.