Una bomba de brillantina estalla en el escritorio de Jake y destruye una prueba crucial para un caso importante. Para averiguar quién trajo la bomba, Holt trae a Frank Dillman, uno de los mejores detectives que conoce. Jake intenta encontrar al culpable antes que Dillman con la esperanza de convencer a Holt de que lo ponga en un nuevo grupo de trabajo.